Frente a un templo rebosante de efigies,
oraciones y prédicas; el recinto sagrado de un Teatro henchido de poesía. Para
el perdón de los pecados; mil besos fundidos en un abrazo. Frente a las soflamas
encendidas de clérigos fanáticos; un coro de niños cantándole a la PAZ. Ante
una escuadra de aviones supersónicos que escupen infamia; una bandada de
gorriones tiñendo el amanecer. Contra los tanques; escudos de amapolas. Contra
los soldados pertrechados con armaduras de odio; senderos circundados de
arboledas. Contra los políticos genocidas; una tormenta de arena y un batallón
de mojarras caleteras. Frente al silencio cobarde de los organismos
internacionales; los gritos y jadeos de una pareja haciendo el Amor. Contra el
uso indiscriminado de la fuerza; la dulzura desmedida de una caricia.
Juro, mi mano sobre esta hoja
verde que rezuma Vida, que estoy harto, asqueado, de la mentira, de la
venganza, de los cantos de guerra pueriles y salvajes.
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