Dolor, dolor, dolor. Dolor
perplejo. Dolor que se pregunta y no halla respuesta. Dolor callado que ya no
puede mantener su silencio. Asombro, escalofrío, desmedido, desamparado, como
desmedida es la fuerza que empleas contra una población desamparada. Tu
Historia, tu Cultura, la conozco, la amo. Amo tu perseverancia, tu tenacidad
ante las adversidades. He llorado contigo, con tu dolor, con tu sufrimiento,
ante la aberración más horrenda cometida por la especie humana y que en buena
parte recayó sobre ti, sobre tu pueblo, perseguido, denostado, masacrado. Para
aquello no hubo ni habrá explicación posible, y para esto, el dolor que ahora provocas
contra otros, la inmensa mayoría de ellos inocentes, tampoco hay, ni habrá
explicación posible. El odio genera odio, la sangre llama a la sangre y eso es
lo que estás cosechando con tu actitud. No pretendas, más tarde, recolectar perdón,
amor, olvido.
Te amo desde el amor, desde el
dolor más profundo que te grita a la cara que no te entiendo. Ningún libro de
Historia, ningún libro sagrado, ningún profeta, ningún muro, ningún mesías vale
más que una vida humana, y menos aún cuando esa vida está comenzando a crecer.
Te amo y te grito desde el dolor
más profundo y te grito a la cara que es vil lo que haces.
¡No, no y no! Rectifica o caiga
sobre ti la vergüenza.
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