Un rebaño de ovejas; la mañana es
perfecta. El pastor me saluda; ya más que paisanos… amigos. Los obreros
trabajan, este barrio que cambia, día a día. La marea que sube, además, por la
escalera de mi olfato. El tren que camina, y yo que lo observo. Respiro, pienso
y hablo... con el viento. La garza se pinta la cara con granitos de sal. El sudor
empapa de ideas mi cabeza. Un vecino me mira. La mueca dibuja su pensamiento;
este tío está loco, ¿adónde va corriendo? Loco estoy, sin duda, asiento. Loco
de gozo ante la Vida, que me ofrece el privilegio de correr por estos parajes
tan bellos.
Crítica i confrontació
Hace 3 años
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