Begonias
Debe ser que me gustan mucho las
flores, porque mira que soy jartible con la temática floral, manías que tiene
uno. El ramillete de color y belleza que hoy quiero compartir con vosotr@s,
much@s la conoceréis, es de la familia de las begonias, y más concretamente de
las Semperflorens. No ejerce de heraldo de la primavera, pues, como su nombre
indica, siente el capricho de regalarnos coloridas florecillas prácticamente a
lo largo del año. Estas que alegran mi terraza, oliéndose que estábamos en
Carnaval, adoptaron maneras propias de una batea floral. Y así dispuestas, las
encontré una mañana entonándole unos tanguillos al naranjo enano que la observa
desde el callejón de la rosa. Tan delicadas son que ni serpentinas les tiran. Las
que afloran en la batea las fabrican ellas mismas en el envés de su disfraz. No
van de creídas, ni de artistas, cantan por el placer de disfrutar y compartir
risas, asombro, entusiasmo… la alegría de vivir. Fíjate si serán discretas que
ni perfume se aplican cuando aparecen por balcones, jardines y plazas. Me han susurrado
al oído que no pretenden otra cosa más que alegrarle unos instantes de día a
unos ojos curiosos.
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