Hace hoy un año entraba por
primera vez en quirófano. Sería absurdo decir que no sentía algo de miedo, pero
creo que lo superé airosamente. Aquel día no estaba solo ni me sentí solo, en
ningún momento, estaban conmigo la familia y unos entrañables amigos, pero
también estaban conmigo, en la distancia, otros familiares, otros amigos, todos
ellos me animaron, me apoyaron, con abrazos, con mensajes, con afecto. Para
todos ellos y ellas mi más sincero y sentido agradecimiento, a los que se
fueron para siempre, en mi recuerdo vivirán ¡Gracias a ti también Pepe! Y muy
particularmente para mi mujer y mi hijo, por hacerles sufrir tanto con este mal
que a nadie deseo, ellos saben mejor que nadie lo que esto significa. OS
QUIERO.
Hoy, un año después, aquí estoy,
con mi implante coclear por bandera y no pocas limitaciones, pero renaciendo de
las cenizas de la sordera para deciros a todos y al mundo que es feliz
compartir la alegría de oír y el gozo de vivir.
Y para todos y todas y para este
barrio en el que me siento tan feliz este manojillo de pamplinas mías:
Mayo en mi barrio…
Una fábrica de
caramelos
se ha instalado en mi
barrio,
los hay de variados
sabores
y todo se ha llenado
con sus apacibles
olores.
Revuelve tu traje
niña,
te llevan en volandas
los gorriones,
vas dejando a tu paso
sus lunares
al compás de tus
tacones,
y mi barrio todo se
ha llenado
de farolillos de
colores.
(c) Rafael Arauz González. 2013
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