lunes, 1 de abril de 2013

Draco, In memoriam



Draco, In memoriam.

A la mar yo se lo decía,
se llevan estos canallas,
no sé si me escucharía,
pero mi boca no calla,
pedazos de la infancia mía.

Llamaré al divino Hércules,
que venga ya y se los lleve
a esta gente mezquina e infame
que a mi patria y su gente adormece.

Llamaré al divino Hércules,
Él que bebió de su sangre,
que venga y se los lleve,
que venga y a mi gente despierte.
Por desidia, apatía y dejadez
se desplomó, se abatió, sucumbió,
un retazo del Jardín de las Hespérides.

Porqué decirlo bonito, porqué,
si el crimen perpetrado es horrendo.
Porqué ser benévolo, porqué,
si ellos no lo son ni con nosotros
ni con nuestro patrimonio.

¡Despierta coño, despierta!
deja de llorar por imágenes que no salen,
deja de pelear por los que insultan
y le pegan patadas a los balones.
Que ultrajan lo tuyo, lo ajeno, lo de todos
y te muestras taciturno, indolente.

Siempre me maravilló contemplarte,
soberbio, misterioso, como de otra parte,
allá, presidiendo la Escuela de las Artes,
tal vez no soportaste su partida
y con ella te has ido para siempre.

Achacan tu muerte a la lluvia
los maestros de lo incompetente.
Perverso poder yo te maldigo.
Dicen que estaban podridas tus raíces,
podridas tienen ellos sus entrañas.
Será que en estos trescientos años
no ha llovido tanto como ahora,
o será que nunca antes tuvimos tantos golfantes.
En mi mente quedará grabada tu imagen,
y en mi corazón y en mi rabia os tendré presentes.

No quiero dar nombres, no quiero,
sería como haceros un favor que no merecéis,
a todos por igual os condeno, a todos,
al averno a cadena perpetua, es lo que merecéis.

Un sostén, más atención, menos riego,
habría sido tan sencillo, tan barato,
pero es más fácil colocar mamotretos,
espantosos pajarracos de hierro y acero,
es la máxima que tan bien manejáis;
aquí mando yo y hago lo que quiero.

Que las musas y los dioses no te olviden,
yo desde aquí para ti entono este lamento
y lo hago porque si callo reviento,
para ti, Drago centenario, y para tus parientes
que a manos de la apatía y de los inútiles
para siempre jamás de mi Gades se fueron.  


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