Draco, In memoriam.
A la mar yo se lo decía,
se llevan estos canallas,
no sé si me escucharía,
pero mi boca no calla,
pedazos de la infancia mía.
Llamaré al divino Hércules,
que venga ya y se los lleve
a esta gente mezquina e infame
que a mi patria y su gente
adormece.
Llamaré al divino Hércules,
Él que bebió de su sangre,
que venga y se los lleve,
que venga y a mi gente despierte.
Por desidia, apatía y dejadez
se desplomó, se abatió, sucumbió,
un retazo del Jardín de las Hespérides.
Porqué decirlo bonito, porqué,
si el crimen perpetrado es
horrendo.
Porqué ser benévolo, porqué,
si ellos no lo son ni con
nosotros
ni con nuestro patrimonio.
¡Despierta coño, despierta!
deja de llorar por imágenes que
no salen,
deja de pelear por los que
insultan
y le pegan patadas a los balones.
Que ultrajan lo tuyo, lo ajeno,
lo de todos
y te muestras taciturno,
indolente.
Siempre me maravilló
contemplarte,
soberbio, misterioso, como de
otra parte,
allá, presidiendo la Escuela de
las Artes,
tal vez no soportaste su partida
y con ella te has ido para
siempre.
Achacan tu muerte a la lluvia
los maestros de lo incompetente.
Perverso poder yo te maldigo.
Dicen que estaban podridas tus
raíces,
podridas tienen ellos sus
entrañas.
Será que en estos trescientos
años
no ha llovido tanto como ahora,
o será que nunca antes tuvimos
tantos golfantes.
En mi mente quedará grabada tu
imagen,
y en mi corazón y en mi rabia os
tendré presentes.
No quiero dar nombres, no quiero,
sería como haceros un favor que
no merecéis,
a todos por igual os condeno, a
todos,
al averno a cadena perpetua, es
lo que merecéis.
Un sostén, más atención, menos
riego,
habría sido tan sencillo, tan
barato,
pero es más fácil colocar
mamotretos,
espantosos pajarracos de hierro y
acero,
es la máxima que tan bien
manejáis;
aquí mando yo y hago lo que
quiero.
Que las musas y los dioses no te
olviden,
yo desde aquí para ti entono este
lamento
y lo hago porque si callo
reviento,
para ti, Drago centenario, y para
tus parientes
que a manos de la apatía y de los
inútiles
para siempre jamás de mi Gades se
fueron.
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