viernes, 22 de marzo de 2013

Cien espinas de acero


Cien espinas de acero…

Cien espinas de acero afligen mi corazón, mi cuerpo,
cien pinazas doloridas se derraman por el suelo,
cien pajarillos perdieron morada, sueño y anhelo,
cien mil musas aterradas condenadas al destierro,
cien sombras, cien fotos y cien versos, desaparecieron,
cien lamentos van tiñendo de dolor todo el cielo,
cien mil rayos os partan políticos embusteros,
toca decir que ahora molestan al tendido eléctrico,
eres tú quien molestas, ¡vete! político rastrero,
no pretendas que te siga a tus absurdos eventos,
plantaciones en Las Canteras, día de la primavera,
por favor, ya es que cansas, con tantas fábulas y cuentos,
En El Almendral, nueva residencial, ¿no es cierto?
¿Chalets para tus colegas, político marrullero?
Además de bárbaro eres un payaso y un embustero.
Cien gritos de rabia al viento por cien pinos centenarios,
por ellos que no gritan y se muestran indefensos,
Ojalá que un día la Madre Naturaleza despierte  
y sin piedad y coraje os despache a un estercolero.
Habéis asesinado aquél, mi sueño primero,
de alcanzar un mundo mejor, más digno, más verdadero.
Hace apenas dos semanas compuse allá unos versos,
esos pinos y sus musas cobijaban el sendero,
ahora veo estas fotos, escarnio, y es mi furor inmenso.
Mal nacidos, me habéis roto el corazón, por entero.
Sois escoria inmunda, pero fuisteis niños primero,
entre pinos y piñas jugaríais tal vez los domingos,
cuántos pinos y domingos habrán para nuestros niños
y a los niños del mañana, legaréis futuro incierto.
Yo os maldigo y no me callo, aunque parezca incorrecto,
yo os maldigo y no me callo, y si lo hago yo muero,
esta atrocidad para mi corazón dardo certero.
Me dan igual vuestras siglas, vuestras ideas y colores,
para mí, trapicheros, para mí sois todos iguales,
y como iguales en maldad y codicia, no os quiero.
Maldición caiga sobre vuestras casas y vuestros coches,
que un mal duerma tu mano, político chaquetero,
y para todo aquello que cuida tu jardinero.
Cien espinas de acero cortante afligen mi cuerpo,
cien pinazas doloridas derramadas sobre el suelo,
cien sueños murieron por un mundo mejor, un anhelo. 


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