martes, 29 de enero de 2013


De una mañana cualquiera

Una ventana entreabierta, Hospital Macarena,
una cita cualquiera, una mañana cualquiera,
ruego ¿me repite? para aliviar mi sordera,
otra vez ¡qué pesado! ¡Cállese! no se entera.

Una amplia sala, toda ella repleta,
un niño llora, una señora que se molesta,
emprende un desfile, una cabalgata,
de regalo una sonrisa, y el niño se contenta.

La tos, pesada, seca, que no cesa,
un pavor, angustioso, que no cesa,
el niño, su desfile, marcha, llora, no cesa,
la enfermera regresa, con otra sonrisa,
y el temor, y el llanto, y la angustia, cesa.

Un pasado, no olvidado,
de una mañana cualquiera,
joven doctor, admirado,
con él regreso, animado,
para olvidar mi sordera.

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