En este hospital me operaron hace ya unos meses. ¡Qué pena
más grande tener que contemplar ahora, de un tiempo para acá, imágenes como
estas con tanta asiduidad! Hablando con algunos de sus profesionales, cuando al
mismo tengo que acudir, recibo las más horrendas noticias sobre las canalladas
que contra ellos están cometiendo. No puede ser que quienes están realizando un
servicio público tan loable y de tan suprema necesidad tengan que sufrir
situaciones tan calamitosas como las que me confiesan. Y siendo así, y ante
tanto hartazgo, se acabaron ya las mesuradas palabras, las buenas formas.
Ninguno de estos mierdas políticos que nos mal gobiernan, conduciéndonos al
precipicio, tienen ni puta idea de la inmensa calidad humana de la que gozan, y
te otorgan, generosamente, la mayoría de los profesionales que trabajan en ese
Centro. Aún siguen recibiéndote así, pues no podría ser de otra manera cuando
tratas con seres humanos tan notables, eso a pesar de que vienen siendo
ultrajados vilmente. Y por ello y tanto más ¡yo os maldigo, fascistas! Pues no
pueden ser otra cosa tan mezquina quienes están destruyendo, alegremente, los
pilares básicos de nuestra sociedad, del Estado de Derecho que tanto y tanto
nos costó alcanzar. No pueden ser otra cosa, ¡y yo os maldigo, malditos
canallas! Ahora le ha tocado el turno a la Justicia, que en adelante también será
sólo para los ricos. Cada día nos desayunamos con una buena nueva y mientras
tanto seguimos durmientes, en un dulce letargo del que parece no quisiéramos
salir. Y atrapados quedaremos en la red pensando, ingenuamente, que todo lo que
venimos padeciendo es sólo coyuntural, este daño será irreparable, y todo lo
robado, en derechos sociales, laborales, educacionales…, nunca volverá a ser lo
que fue y los más afectados serán nuestros hijos, pero parece que ni eso nos
duele.
Por vuestra culpa, chusma política, títeres de la insaciable
banca, ya vamos cogiendo complejo de cangrejos, pues en vez de tirar palante,
como debiera ser lo lógico y deseable, nos estáis llevando patrás, patrás,
atrás, atrás, hasta vernos atrapados entre la espada y la pared.
¡Malditos seáis, FASCISTAS!
No hay comentarios:
Publicar un comentario