Confidente treparé,
hasta el último escalón
de tu torre atalaya,
para ser tu señor
cuando la noche calla.
Y despacio penetraré,
los arcanos y laberintos
que en silencio guardas.
Y como sierpe reptaré,
por los quebrados contornos
de tu sólida muralla.
Mas sumiso acudiré,
como varón o bufón,
a tu gentil llamada,
hasta oír de tu voz,
no te vayas mi amor,
por favor no te vayas.
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