martes, 24 de abril de 2012

Luis Baltasar Pacheco Villalba


Ayer tarde vivimos unos momentos muy emotivos, que me gustaría reseñar aquí para que, de alguna manera, quede constancia de los mismos. Ayer, coincidiendo con la celebración del Día del Libro, el equipo de gobierno municipal, impelido por más de siete mil firmas que avalaban el cariño que much@s puertorrealeñ@s sintieron por él, la Biblioteca Municipal de Puerto Real pasó a llamarse; Biblioteca Pública Municipal Luis Baltasar Pacheco Villalba. ¿Y quién era Luis Baltasar? Sin duda te preguntarás. No lo encontrarás en Wikipedia ni en web alguna que quiera personajes célebres destacar. Pero Luis Baltasar no necesitó de esos laureles para granjearse el afecto y la estima de muchísimos ciudadan@s. Yo no tuve la suerte de conocerlo, lástima grande. Pero he leído y me contaron ayer que Luis era un hombre bueno, de esos que van regalando bondad y amor por donde quiera que vayan. Y él lo hizo, con entusiasmo y un amor inconmensurable, durante los veinticinco años en los que se entregó a su vocación desde aquel día, allá por finales de la década de los ochenta, en el que consiguió acceder al puesto de bibliotecario tras superar las oposiciones. Su vocación eran los libros y su pasión vivir por y para la Cultura y su meta vital hacer ésta accesible a los demás, que todo aquel que se acercara a la biblioteca se llevará un grato recuerdo de su paso por ella. Y parece que Luis lo consiguió, pues quienes tuvieron la oportunidad de conocerlo y tratar con él no le olvidan, como bien se demostró ayer por la tarde a través de los muchos rostros emocionados que pudimos observar.
Pero Luis Baltasar era, además, un amante apasionado de la naturaleza y de su entorno, del entorno del que se enamoró tras venirse a vivir a Puerto Real, pues Luis nació en Cádiz, allá por el año 1958. Y bien que lo demostró a través de su labor de observación, estudio y recuperación, en muchos casos, de los innumerables pequeños anfibios que pueblan y habitan los parajes de este amplio término municipal. Diseñó y fabricó dos charcas en el jardín de su casa donde dio cobijo y sustento a los anfibios que, de otra manera, hubieran muerto en sus charcas naturales a causa de de la sequía. Cuando esta pasaba y la lluvia regaba de nuevo las tierras, Luis devolvía a esos anfibios a su hábitat, y cuentan hoy que gracias a su ingente labor de entrega y amor por la naturaleza aún perviven en nuestro entorno especies de anfibios que de otra manera hubieran desaparecido.
Y ayer y hoy, los que todo quieren politizar, critican esta decisión municipal, aludiendo que la misma no es más que otra forma de cobrar protagonismo la Sra. Alcaldesa,  y yo, que no la voté el año pasado, observo en su labor, a pesar de la penuria económica de las arcas municipales, un deseo sincero de trabajar por su pueblo, dentro de lo poco que se puede hacer en esta paupérrima situación. Entre ellos gestos como el de ayer, que vienen a dignificar la labor de personas como Luis, que sin ser reyes o insignes dirigentes también merecen formar parte del lugar y el sitio por el que pasaron, y que mejor forma de demostrarlo que dándole su nombre a la biblioteca a la que se entregó en cuerpo y alma.
Luis nos dejó demasiado pronto, en el año 2009, como digo no tuve la suerte de conocerlo, pero ayer, mi mujer y yo, no pudimos contener nuestra emoción, pues el acto fue muy digno, hermoso y emotivo.
Y con estas cosas no puedo dejar de pensar y decir que la Vida es a veces canalla, muy canalla, al empeñarse en llevarse demasiado pronto a personas tan hermosas en humanidad y amor como Luis y tantísimos otros, mientras hubo, hay y habrá demonios entre nosotros que cometieron infames maldades y subsistieron sanos muy longevas décadas, firmando, por poner algún que otro caso, sentencias de muerte poco antes de dar el último aliento.
Me gustaría creer que allá por el año 2009 el perfume de los cinamomos, que ahora comienzan a florecer, se llevó en volandas a Luis a ese cielo hermoso que debiera de existir para todas estas gentes de bien, seres humanos inmensos que nos enseñaron y enseñan que la bondad y la fraternidad sí que tienen su razón de ser. 


1 comentario:

Chema dijo...

Los que critican esta decisión a buen seguro que hubieran cerrado la biblioteca tiempo ha por falta de rendimiento económico o alguna otra espúrea razón. Mi afecto sincero a la alcaldesa por perpetuar el nombre de alguien que SÍ se lo merece. Un saludo.