Ayer tarde
vivimos unos momentos muy emotivos, que me gustaría reseñar aquí para que, de
alguna manera, quede constancia de los mismos. Ayer, coincidiendo con la
celebración del Día del Libro, el equipo de gobierno municipal, impelido por
más de siete mil firmas que avalaban el cariño que much@s puertorrealeñ@s
sintieron por él, la Biblioteca Municipal de Puerto Real pasó a llamarse;
Biblioteca Pública Municipal Luis Baltasar Pacheco Villalba. ¿Y quién era Luis
Baltasar? Sin duda te preguntarás. No lo encontrarás en Wikipedia ni en web
alguna que quiera personajes célebres destacar. Pero Luis Baltasar no necesitó
de esos laureles para granjearse el afecto y la estima de muchísimos
ciudadan@s. Yo no tuve la suerte de conocerlo, lástima grande. Pero he leído y
me contaron ayer que Luis era un hombre bueno, de esos que van regalando bondad
y amor por donde quiera que vayan. Y él lo hizo, con entusiasmo y un amor
inconmensurable, durante los veinticinco años en los que se entregó a su
vocación desde aquel día, allá por finales de la década de los ochenta, en el
que consiguió acceder al puesto de bibliotecario tras superar las oposiciones.
Su vocación eran los libros y su pasión vivir por y para la Cultura y su meta
vital hacer ésta accesible a los demás, que todo aquel que se acercara a la
biblioteca se llevará un grato recuerdo de su paso por ella. Y parece que Luis
lo consiguió, pues quienes tuvieron la oportunidad de conocerlo y tratar con él
no le olvidan, como bien se demostró ayer por la tarde a través de los muchos
rostros emocionados que pudimos observar.
Pero Luis
Baltasar era, además, un amante apasionado de la naturaleza y de su entorno,
del entorno del que se enamoró tras venirse a vivir a Puerto Real, pues Luis
nació en Cádiz, allá por el año 1958. Y bien que lo demostró a través de su
labor de observación, estudio y recuperación, en muchos casos, de los
innumerables pequeños anfibios que pueblan y habitan los parajes de este amplio
término municipal. Diseñó y fabricó dos charcas en el jardín de su casa donde
dio cobijo y sustento a los anfibios que, de otra manera, hubieran muerto en
sus charcas naturales a causa de de la sequía. Cuando esta pasaba y la lluvia
regaba de nuevo las tierras, Luis devolvía a esos anfibios a su hábitat, y
cuentan hoy que gracias a su ingente labor de entrega y amor por la naturaleza
aún perviven en nuestro entorno especies de anfibios que de otra manera
hubieran desaparecido.
Y ayer y hoy,
los que todo quieren politizar, critican esta decisión municipal, aludiendo que
la misma no es más que otra forma de cobrar protagonismo la Sra.
Alcaldesa, y yo, que no la voté el año
pasado, observo en su labor, a pesar de la penuria económica de las arcas
municipales, un deseo sincero de trabajar por su pueblo, dentro de lo poco que
se puede hacer en esta paupérrima situación. Entre ellos gestos como el de
ayer, que vienen a dignificar la labor de personas como Luis, que sin ser reyes
o insignes dirigentes también merecen formar parte del lugar y el sitio por el
que pasaron, y que mejor forma de demostrarlo que dándole su nombre a la
biblioteca a la que se entregó en cuerpo y alma.
Luis nos dejó
demasiado pronto, en el año 2009, como digo no tuve la suerte de conocerlo,
pero ayer, mi mujer y yo, no pudimos contener nuestra emoción, pues el acto fue
muy digno, hermoso y emotivo.
Y con estas
cosas no puedo dejar de pensar y decir que la Vida es a veces canalla, muy
canalla, al empeñarse en llevarse demasiado pronto a personas tan hermosas en
humanidad y amor como Luis y tantísimos otros, mientras hubo, hay y habrá
demonios entre nosotros que cometieron infames maldades y subsistieron sanos
muy longevas décadas, firmando, por poner algún que otro caso, sentencias de
muerte poco antes de dar el último aliento.
Me gustaría
creer que allá por el año 2009 el perfume de los cinamomos, que ahora comienzan
a florecer, se llevó en volandas a Luis a ese cielo hermoso que debiera de
existir para todas estas gentes de bien, seres humanos inmensos que nos
enseñaron y enseñan que la bondad y la fraternidad sí que tienen su razón de
ser.
1 comentario:
Los que critican esta decisión a buen seguro que hubieran cerrado la biblioteca tiempo ha por falta de rendimiento económico o alguna otra espúrea razón. Mi afecto sincero a la alcaldesa por perpetuar el nombre de alguien que SÍ se lo merece. Un saludo.
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