jueves, 12 de abril de 2012

Dime tú...

Nazareno que caminas, llevado en volandas, entre la multitud, dime tú, hombre sabio, cuál debe ser la actitud, si nos pisotean, hermano, con malas artes y acritud.
Portas la cruz a cuestas, y nosotros tus cirineos soportando a estos ineptos que no saben defendernos y violan nuestros derechos.
El recuerdo de un poeta, Alberti, andaluz y universal, mancillado, su nombre de un teatro ha sido borrado.
El legado de otro poeta, Miguel Hernández, poeta del pueblo, que fue salvajemente abandonado hasta la muerte, ha sido humillado, olvidado. Por dos veces muerto, otro fiero golpe asestado.
Y en Granada…, por cuarto año consecutivo, retiran la placa en memoria de los fusilados.
No les gusta a esta gente de la Pedorreta Patriótica el saber y la cultura, me parece que les empieza a molestar que conozcamos esa historia que nunca nos quisieron contar.
No engañáis a casi nadie, la máscara os la podéis quitar. Sois herederos de un sucio pasado que hizo a esta tierra de pena llorar.
Castigan impunemente cultura, sanidad y educación. Que el pueblo sea analfabeto funcional, para ellos la idónea situación. Y como mal mayor la suerte del investigador, que verá recortado su estímulo y una paupérrima subvención.
¿Qué camino pretendéis tomar? Buena sangría estáis perpetrando, contra los más indefensos en particular, anémicos acabaremos, ya lo verás. 
Recortan y más recortan y no dejan de recortar y el paro no dejará de aumentar. No hace falta hacer un master en Pensilvania para poderlo adivinar.
Dime tú, hermano mío ¿le pregunto a esos que portan medallas, insignias y estandartes? Andan con mirar soberbio e insolente. ¿Cómo preguntarle a esta gente? Éstos te volverían a condenar, por pobre y sedicioso.
¿Qué podemos hacer nazareno? Si atados nos tienen de pies y manos. Si despojados de orgullo y solidaridad caminamos. Si la mediocridad y la basura campean libremente por plazas, pueblos y campos. Si la insumisión fiscal, para ellos, es un acto de rebelión. Si la protesta pacífica en la calle, para ellos, es un acto de sedición. No tiene condena, por el contrario, que un obispo, en un sermón, ofenda a un sector de la población, que exhiba en un acto religioso la bandera del régimen anterior. Debemos de estar un poco locos o esto es aún peor. Son los ciclos de la vida, nos dicen, a modo de consolación. Y ahora entramos en una etapa de regresión.
No tomes esto, mi hermano, como una muestra de rendición. Mantengo firme la esperanza en un mundo mejor, ese otro mundo posible, que sea factible su realización, más humano y más fraterno, ésta y no otra es la solución. 


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