martes, 13 de marzo de 2012

Alhambra

Vas emergiendo de la tierra para arañar el cielo y acceder al paraíso, mas el paraíso estaba aquí, ¿lo has olvidado? Estaba aquí y lo perdiste. Cómplice y celosa de la Sierra Nevada. Cautivadora de miradas y amores de quienes te observan. Atisbos maternales para capturar el cariño de tus hijos, que no son tuyos por condición natural. Tus hijos fenecieron o se exiliaron entre lágrimas de mar. Estos de ahora son herederos de un pasado que no les corresponde y es por eso que les imprimes la mala follá.
Nieve nevada neveros nardos nacarados nocturnos noctámbulos naciendo nacientes de un cielo estrellado. Cielo y estrellas, un firmamento de conejillos de plata. Cielo y estrellas y una torre vigía vigilante vigilando el devenir de la historia y de los hombres.
Al alba Albayzín albureado algo abandonado. Te vas derramando por la colina gemela para unirte en un abrazo, con el Darro por testigo, con la cautivadora de miradas y amores de quienes la observan. Ella, cómplice y celosa de la Sierra Nevada.
Escorrentías de abedules, chopos y cipreses vertiéndose vertiginosamente sobre el camino silente. ¡Silencio! solitario soñoliento sueña sigilosamente sobre su sillón soterrado sumido soberanamente en el sueño de los tiempos.
Emerge torre vigía vigilante, no arañes el cielo, que el cielo te vendrá a buscar, para llevarte al paraíso de los versos. 


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