jueves, 7 de julio de 2011

No dejes a tu corazón encerrado

Derrochar la vida es un desatino,

obstruyendo tu mente a tanto bello,

a tanta vida, viva, por conocer.

Conocer todo lo que te rodea, 

lo que tu corazón te permita ver.

Yo no digo que renuncies al lugar

que un buen día, paisano, te vio nacer.

Un ancho mundo espera, no te obceques

en tu terruño, anda, no me seas burdo.

Desapruebo el localismo, es absurdo.

¿Qué me dices del  totalitarismo?

Bien mirado vienen a ser lo mismo;

dos miradas ciegas de fanatismo.


Pifia cometes al pensar

que sólo es bueno lo tuyo,

que sólo es lindo lo tuyo,

por otra parte, no es tuyo. 


Quiso la vida, suerte, que ahí nacieras,

destino, desígnalo como quieras.


Despierta ante lo que tienes más allá.

No digo que visites, tranquilidad,

algo similar al edén tropical.

Tampoco que navegues por la ancha mar.

Sorpréndete, cerca lo podrás hallar.

Tampoco dilapides un dineral.

¡Vamos! Abre tus ojos de par en par.


Viaja en el tiempo o en el espacio, sueña,

con un libro entre las manos, ¡vuela!

transportado por la imaginación.

Viaja hermano, apaga la televisión.

No dejes tu corazón encerrado,

triste y solo, en el sofá de tu salón.

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