viernes, 17 de junio de 2011

Corredor caminante

“Corredor caminante” 

La mañana se ha desperezado limpia, suave.

Voy con mi hijo para el colegio, regreso a casa,

mudo pantalones, zapatillas de deporte,

le digo adiós a mi perrita y me marcho a correr. 


El aire está sosegado, sin apenas viento,

pajarillos danzantes me vienen a saludar.

Se acercan, trinan, en volandas me quieren llevar,

buscan la manera de mi camino aligerar.


Lo agradezco, pero me niego, sin aspavientos,

les digo que prefiero que no dejen de cantar.

Tras de la primera curva, árboles por docenas

recompensan, perfuman y deleitan mi esfuerzo.


Una segunda curva; el sol, perezoso, aún velado,

se impacienta y bosteza, por la bruma matinal.

Desciendo el tramo de calzada que me llevará,

ansioso, pero sereno, hasta el Parque Natural.


Naturalmente me cruzo con algunos coches,

levanto la mano, me miran, nos respetamos.

A veces te topas con el típico subnormal

que no respeta, mira, ni sabe por dónde va.


Un rebaño de ovejas, la gavia coloreada

de florecillas malvas, rosáceas y ambarinas,

quieren alegrarme la vista nada más llegar.


Me conmueve la imagen, me provoca escalofríos,

ver al cordero, saltando, apremiando a su mamá.

Una tercera curva y una familia de garzas,

blancas como las hadas, desayuna en el pantanal.


Es ancho el horizonte, corredor caminante.

A mi derecha pace una yegua, alza la cara,

nos miramos, ¡hasta pronto amiga!, nos hablamos.

A la vuelta, si tú así lo quieres, nos veremos.


Recta larga, una cigüeña que levanta el vuelo.

Mayestática, remonta y se adueña del cielo.

Cielo, marisma, campo. La marcha acelerando,

sin premura, observando, a casa voy regresando.


Abro la cancela, y está mi perrita, ladrando.

Mientras, mis zapatillas las voy desanudando.

La saludo y la acaricio y ya se va calmando. 


Lame el sudor de mis piernas, parece sedienta.

Come y calla, mientras el agua te voy cambiando.

Poco a poco mi ritmo se va tranquilizando.


Me ducho, me seco, las camas se van vistiendo.

Trajino un poco, mis tripas ya están increpando.

Para la cocina, imperioso, salgo pitando.

¡A desayunar! 

No hay comentarios: