“Ciprés mío”
He soñado que te hurtaban la vida,
noche oscura, ciprés mío.
Sierra afilada tu tronco cortaba,
y por mi espalda, helada,
corría un escalofrío.
Zarandeaba, el viento, la escalera
en la que sus zapatos descansaban,
más no podía atajar a la mano
que tu vida se llevaba.
Cimbraban tus ramas, y tus semillas,
redondas, caían al suelo,
golpe tras golpe, yertos,
granizada de dolor y tristeza.
En la ventana un rostro de vileza,
una mujer se reía a pecho abierto.
Un grito seco sacudió la noche,
¿dónde estás, ciprés mío?
Un perro ladró y no lo pude escuchar.
Tu tronco se abatía.
Por mi almohada una gota corría,
hielo, de sudor frío.
Por suerte la noche se terminaba,
el viento no soplaba
y por el levante se amanecía.
Corrí hacia el jardín, raudo, allí estabas,
erguido, ciprés mío,
descanso, gozo, para el alma mía.
P.D.: No recuerdo si ya añadí estas líneas en el blog, pero los últimos acontecimientos me han llevado a temer, una vez más, por su vida; la de mi ciprés.
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