viernes, 20 de mayo de 2011

¿Sueño o revolución?

¿Sueño o revolución? Tal vez ni lo uno ni lo otro. Tal vez sólo sea un grito de indignación, un clamor, para que se escuche nuestra voz. Voces del pueblo que pretender ser, una vez más, silenciadas. Con discursos acibarados se acostumbraron, nos acostumbraron, a mantenernos en la abulia, con el beneplácito, por qué no decirlo, de muchos de nosotros. Somos un país muy dado a colgar sambenitos, a descalificar. Ahora lo vemos, una vez más; periodistas, políticos, tertulianos…, incriminan a los que participan en este sueño o revolución, llamándolos antisistemas, republicanos y otros agravios que no merece la pena ni mencionarlos. Que yo sepa ninguno de ellos/as trabaja en el Fondo Monetario Internacional. Me da la impresión que ninguno de ellos/as tienen abiertas cuentas bancarias en un paraíso fiscal. Dudo, asimismo, que alguno de ellos/as inviertan su “fortuna” en negocios y nuevos bancos en Indonesia, Taiwán o China,  países en los que brilla por su ausencia la justicia social. ¿Quién es, en ese caso, más antisocial? Europa apoya, desde hace lustros, a regímenes totalitarios, para pingües beneficios alcanzar. Y ahora, no contentos tras de haber expoliado y esclavizado, durante siglos, por medio mundo, a pueblos enteros, pretenden esclavizar y aborregar al conjunto de sus ciudadanos. Si este es el sistema que nos toca apoyar, yo, sin duda, soy un antisistema.

Se les tacha, por otra parte, de vividores y parásitos de la sociedad. A los que así hablan, debieran de recordar que a ninguno de ellos/as les han regalado trajes, de primeras marcas, como a Francisco Camps. Nadie, de los allí presentes, nos acercamos al Palillero, a Sol, a la Encarnación, a Plaza Cataluña y a tantas otras plazas más, en coche oficial.

Zapatero, en marzo de 2004, prometió a los jóvenes que no les iba a defraudar. No les ha defraudado, les ha robado la ilusión, les ha negado el trabajo, las prestaciones sociales, los proyectos de vida, y, por el camino que nos están llevando, ya no sabemos ni a qué edad nos tendremos que jubilar.

Se jactan algunos, en el colmo de los despropósitos, llamándoles enchufados. No sé por qué, pero me parece que ninguno de ellos/as ha sacado tajada de los desmanes del ERE. A esos que así piensan les recomendaría que reformateen su cerebro, que después lo enchufen y lo pongan a cargar, a ver si les llega algo de luz a su apolillada batería.

Desde mi atalaya gaditana me asomo, para divisar, en vano intento encontrar a algún autor de Carnaval. ¿Dónde están, yo no los veo? ¿Será que los golpes de pecho se quedan en el Coliseo, o será que ellos ya no pertenecen al pueblo?

Han sido remozadas en mi ciudad no pocas plazas, parques, paseos, avenidas, chucherías sin igual, pero aquí, desde hace años, la juventud no tiene futuro y tiene que emigrar.

La crisis no es algo nuevo para Cádiz, la provincia y la ciudad. Llevamos años, décadas, siendo la provincia del paro. Era hora ya de despertar.

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