jueves, 26 de mayo de 2011

Pinceladas de verano

Acuarelas de fuego teñirán los verdes campos de matices pardos. Se tornarán las complacientes lagunas en páramos sedientos. ¿Dónde pacerán las ovejas? ¿Cuáles serán sus llanos? ¿Cuáles serán sus prados? ¿Quién dará de comer al pastor, con el terruño en secano? Regresará la calor, la siesta triunfadora y las absurdas melodías. Pregonará el frutero sus melones y sandías. Entrarán por las lonjas las caballas, las sardinas y acedías. Brincan, suspiran, ingenuas, quisieran retornar a la mar, pero la mar está lejos, y ellas no conocen su destino final. El carbón de las barbacoas esperándolas está. Volverán las tortillas de patatas, sazonadas con granitos de arena. Un mar de sombrillas inundará la playa y en la megafonía el padre que reclama al niño, perdido, como un alma en pena. Regresarán los mariscadores noveles, para esquilmar arrecifes y escolleras. Terracitas bajo un cielo de estrellas. Por el Guadalquivir ascienden los arrullos de las marismas y el frescor de la sal. Paseos a la luz de la luna, enamorados por la orilla del mar. Brisa que sosiega las noches y templa las mañanas. Un castillo marinero le canta un tanguillo al sol, que se va a navegar. Una gaviota se lanza en picado, para ir a pescar. Nubes arreboladas, pinceladas de colores, rosas, azules y lilas. Una barquita se mece en la cuna de plata, no la hagas esperar.

A dos golpes de faro el verano, que ya casi me da la mano.

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