lunes, 9 de mayo de 2011

A Don Antonio Machado

Miran tus ojos niños al padre, al abuelo y como susurros, con versos enredados, de sutiles requiebros, les cantas tus recuerdos, como si fuese un Te quiero.

Tu abuela era pintora. Pintaba coplas y poemas, junto al patio, la fuente soñadora, entre nardos y azucenas.

De tu mano me fui por las sendas y cerros de Castilla la Vieja. Y de Soria a Baeza fuimos caminando, angustiados, contemplando, los desvaríos de esta tierra compleja.

Desatando la madeja, de esta patria añeja, desemboqué contigo en la mar. La mar amada, ancha, respetada. Amada mar, cohabitando con la arena, ola marina que la sal te deja. Ancha mar, como la mirada abarca, hasta donde la mente nos deja. Mar respetada, la mar, me acongojan tus profundidades, que nunca podré explorar. De niño casi las acariciaba, cuando con mi padre me iba a pescar.

Voy ahora con Ian Gibson, recorriendo, me conduce, admirando, sereno, los paisajes de tu curso vital.

Vida, versos, recuerdos, poeta amado, Machado.

No hay comentarios: