miércoles, 27 de abril de 2011

Por las carreteras y caminos de Andalucía.

Un acueducto ajado a mitad del camino, un hortelano, un huerto y un campo en secano. Un reducto de flores malvas. Chispas amarillas me acompañan. Adelfas, pinos, un horizonte celeste, me voy adentrando en la mañana. La mañana está revoltosa, no es calurosa, pero sí muy ventosa. Suena la copla en el coche, una voz de mujer; Martirio, en su pecho ¿quién sabe? … una rosa. Los pueblos de Andalucía celebran Domingo de Ramos, y nosotros… hacia Jaén nos vamos. Cazorla, Quesada. Por la carretera estallan a miles las margaritas. Allá a lo lejos se dibuja en el horizonte un puente imponente. Curva pronunciada, giro a la derecha. Un desnivel de un seis por ciento y ante nosotros la campiña de Carmona. Verdes, amarillos, marrones, manteles de mil colores, ¡me emociona!  Ahora en el coche suena un tango, ¡cuánta pasión, cuánto sentimiento! Voz, bandoneón, lamento.

Hay marejada en el trigal. La gasolina, cada día más cara está, en la otra orilla paneles de energía solar. La Luisiana, El Campillo, Cañada Rosal. Córdoba a setenta y tres kilómetros y el ventarrón que no deja de bufar. Castillo de la Monclova, escondido queda, su perfil resulta tentador, pero el camino quiero continuar. Un halcón bate las alas sobre el olivar. Guadalcazar, quince, diez, cinco… kilómetros. Mezquita-Catedral en la lejanía, parada para almorzar, Córdoba ya quedó atrás.

Tres de la tarde, sobre el asfalto espejismos y las amapolas tiñendo de sangre los caminos. Adamuz, y un poco más allá unos minaretes junto a Pedro Abad. Huertos familiares de San Fernando, no es broma, no es cuento, así se llama ese pueblo. El paisaje y la mente se embriagan de aceite. Arjonilla, Marmolejo, provincia de Jaén, se paciente, nuestro destino ya no queda tan lejos. Desnivel de un seis por ciento, la campiña de Baeza ante nosotros, en la inmensa plenitud de su belleza.

No hay comentarios: