miércoles, 27 de abril de 2011

Mira y da consuelo, hombre de paz.

Se derraman por tu frente los cabellos, con sangre empapados. Anda tu mirada perdida y tu rostro macilento. ¿Hacia dónde miras Nazareno? No mires a los que se apoltronan en los palcos y en otros opulentos asientos. Esos que van cargados de medallas, estandartes, insignias y otros aditamentos. Son los mismos que te ajusticiaron y a tu pueblo condenaron. Mira y da consuelo a la mujer que violaron, al poeta que torturaron y al niño, que llora, hambriento.

Un anciano se nos acercó, su tez abierta y en su mano derecha un bastón, para hablarnos de ti. En sus ojos la bondad, en sus palabras la sabiduría y en su abrazo un gesto de amistad.

Las monjas no quieren que salgas desnudo. Desnudos al mundo llegamos y de él sin nada nos iremos. Dale Nazareno una capa, un cayado y un sombrero al obispo, que dice ser de ti mensajero, ¿le parece mejor hermana?, avaro y embustero. Voto de castidad hermano, ¿y el de pobreza?, para otros será, yo no lo quiero. Que nadie se ofenda, no pretendo generalizar. Hay sacerdotes de barrio y no pocos misioneros dignos de admirar.

Yo quisiera cantarte algo, como te cantan los hombres y mujeres, pero no sé ni puedo, una pena, un quebranto, por los pueblos de Andalucía.

¿Habrás de expulsar Jesús, una vez más, a los mercaderes del templo? Que manipulan, extorsionan y negocian con nuestras vidas, cual si fuéramos mecanos sin sentimiento.

¿Dónde están esos hipócritas que dicen quererte, venerarte? Y días después ya no quieren ni mirarte. ¿Dónde están esos hipócritas a los que se les llena la boca hablando de amor? Andan repeinados, peripuestos, vanidosos, se frotan las manos y exprimen al trabajador. Yo no quiero saber nada de ellos, Jesús. Me cansan con su verborrea mezquina, vacua. ¿Me acompañas, Nazareno, y los echamos? Inventan guerras, cenan con tiranos, después los maldicen, son despiadados.

Llevas sobre tu hombro una cruz, Jesús, hombre de paz, hermano. Yo seré tu cirineo si así lo deseas. Nazareno de amor, arranquemos las espinas de la injusticia, el hambre, la miseria…, y alcemos la voz, una saeta, un grito de esperanza, lo que quieras, para todos los desheredados.



La hermosa escultura de Jesús Nazareno de la Caída (Baeza) es una talla del s. XVII de la escuela granadina (probablemente de José de Mora). Es impresionante por su perfección anatómica y realismo que hacen que sea considerado como una de las mejores esculturas españolas de Jesús Caído.

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