lunes, 13 de septiembre de 2010

BÉLGICA VERANO 2010


JUEVES 12 DE AGOSTO DE 2010

Hoy abandonamos el Hotel Etap Raeren para encaminarnos hacia Jette, un barrio o pedanía en la Región de Bruselas.
Con respecto a los hoteles Etap, perteneciente al grupo Accor Hoteles, es necesario tener muy claro, si optamos por la idea de alojarnos en uno de ellos, que tenemos que descartar, de antemano, la idea de alojarnos en una habitación fabulosa, y no quiero decir con esto que las habitaciones estén mal, en absoluto, son funcionales, para los niños suele resultar divertida por aquello de dormir en litera, están limpias, a veces el colchón no es todo lo cómodo que desearíamos, pero la relación calidad-precio está bastante bien si lo tomamos como un lugar donde descansar una noche para seguir la ruta al día siguiente. Elegir la opción de desayuno también la considero recomendable, porque no está nada mal de precio y tienes la posibilidad de hacer un buen desayuno tipo buffet.
Después de una hora de trayecto por autopista, tras abandonar el hotel, llegamos a la primera ciudad belga de nuestro periplo por los Países Bajos; Lovaina (Leuven, en neerlandés o flamenco. Tenéis que tener esto muy en cuenta porque normalmente, una vez que entras en la región de Flandes, los nombres de ciudades, pueblos y todo lo que se tercie sólo lo vas a encontrar en neerlandés, incluso en las autopistas, aquí no existe o es muy escasa la opción del bilingüismo. No vayas a Bélgica pensando que vas a practicar francés, porque encontrarás todo lo contrario, aquí las comunidades están muy separadas lingüísticamente hablando y en Flandes prefieren responderte en inglés antes que en francés. Por otra parte las ciudades y pueblos más bellos y turísticos están en Flandes. Pero teniendo esto muy claro no tendrás mayor problema).
Como íbamos con el maletero a tope con las maletas, decidimos buscar parking subterráneo, el cual nos costó 9,80€ para una estancia de 3 horas y media. Eso sí, estábamos inmejorablemente situados, a pocos metros de la Grote Markt (la Gran Plaza) en flamenco, su traducción literal sería el Gran Mercado, por aquello de que antiguamente en estas plazas se daba cita el mercado principal de la ciudad. En la Grote Markt de Lovaina se encuentran los edificios más notables. Entre ellos hay que destacar principalmente su Ayuntamiento (Stadhuis en neerlandés) y su impresionante fachada, la cual te dejará boquiabierto según vas encaminándote al mismo por la Tiensestraat. Su fachada es una auténtica filigrana, cual si fuera obra de costureras ciclópeas que tuvieran a bien realizar un magnífico bordado para las nupcias de una de sus hijas. En realidad su primer arquitecto fue Sulpicio Van der Vorst y se colocó la primera piedra en 1439, para concluir años después esta joya del gótico brabantino.
Frente al Ayuntamiento cabe destacar asimismo la Catedral. En su interior encontraremos obras de arte tan suntuosas como el púlpito, labrado con las más nobles maderas.
Cuando llegamos a Lovaina lucía un sol espléndido, la temperatura inmejorable, pues bien, tras salir de la Catedral nos encontramos con la sorpresa de tener sobre nuestras cabezas un cielo totalmente cubierto de ceñudas nubes grises, que no tardaron mucho en aligerar su líquido elemento. Así es de caprichosa y variable la climatología por estas tierras. La lluvia era fina, con lo cual acompañados por ella seguimos descubriendo esta apacible ciudad.
Poco antes de marcharnos de Lovaina entramos en un supermercado de la cadena Delhaize, la cual no opera en España, http://www.delhaize.be/portal/_fr/index.aspx?Lang=fr sito en la calle Tiensestraat. Dentro del súper nos quedamos maravillados con su sección de panadería y los muchos y apetecibles tipos de panes que en la misma encuentras, así como una máquina autoservicio especial para cortar el pan a rebanadas. Estábamos alucinando, no sólo por lo que presenciamos sino al recordar también el pobre surtido en panes y variedad con el que contamos por estas tierras que habitamos. Más tarde, con el paso de los días, fuimos comprobando que todo supermercado, por pequeño que fuera, contaba con idéntica variedad en tipos de panes y con la gozosa maquinita.
Y tras ello tomamos dirección Jette, la localidad en las afueras de Bruselas donde se situaba el apartamento que nos dio cobijo durante nuestra estancia en los Países Bajos. Esto escribí la primera noche que pasamos en el apartamento de Jette;
El apartamento, el edificio y el barrio donde se encuentra nos han causado muy buena impresión. Absolutamente encantador, muy agradable de pasear, abundante en zonas verdes, jardines pulcros, hermosos, huele a hierba fresca allá por donde vayas, incluso dispone de varias florestas o pequeños bosques urbanos en el perímetro de la pedanía. Numerosos carriles bici, mires por donde mires los encuentras, lugares de esparcimiento para niños y mayores, deliciosos caminos para pasear, correr…, además magníficamente situado para conocer Bruselas y sus alrededores, así como el enlace con la autopista para hacer excursiones. Por otra parte la vista desde el apartamento es genial, desde su terraza se divisa buena parte de Bruselas y según miras a la izquierda verás el famoso Atomium, el cual nos ha regalado preciosas estampas con su iluminación nocturna.
Dejamos las maletas, nos duchamos, descansamos un poco y nos dirigimos a Bruselas. Llegamos a la capital de Europa tras dejar atrás un larguísimo túnel; el túnel de Leopoldo II, que te deja en el mismísimo centro de Bruselas, tanto que pocos metros después de salir al exterior nos encontramos con el Parking llamado Grand Place que, como su nombre indica, está muy, pero que muy cerquita de la famosa Grand Place de Bruselas. Lugar maravilloso donde los haya, que además estaba aún más hermosa, por esos días, con el Festival de las alfombras de flores.
Ya en la calle, tras salir del parking, nos encontramos situados en una plaza muy coqueta y animada, donde comimos las afamadas patatas fritas belgas, con cartucho y mayonesa, no puede ser de otra manera, y una rica salchicha. Si miras hacia atrás, según sales del parking, verás una réplica del monumento a Don Quijote y Sancho Panza que se encuentra en Madrid. Muy cerquita de allí se encuentra la Galería Real o Galería de la Reina, un pasaje comercial de lujo al estilo de las galerías más famosas de Europa; Vittorio Emanuelle de Milán o Alberto Sordi en Roma.
En su interior se localizan negocios muy atractivos, de esos de mírame y no me toques, pero también hay otras exquisiteces de las cuales no te puedes marchar sin degustar algún que otro caprichito, entre ellos la Belgique Gourmande http://www.labelgiquegourmande.be/?lang=fr Fascinante lugar dedicado al pecaminoso mundo de la chocolatería belga. Cómo marcharse de allí sin llevarse más de una chuchería, sería una gran descortesía ¿no os parece?
Con el paladar a gustito a gustito y las energías a tope decidimos seguir descubriendo las calles de Bruselas, que no dejaban de mostrarnos su cara más amable. Según sigues por el costado izquierdo, el opuesto adonde se encuentra la Belgique Gourmande, os toparéis con callecitas repletas de restaurantes, donde el rey indiscutible es el mejillón (moules), ellas os llevaran, sin que os lo propongáis, hasta la Grand Place, ¡bellísima! Con sus magníficos edificios, de traza medieval, dedicados, cada uno de ellos, a un gremio. A la plaza no le falta un detalle, es preciso y altamente recomendable dedicarle un buen rato, para contemplar con detenimiento los muchos detalles que atesora, a cual más lindo o simpático.
El ambiente en la Grand Place y las calles adyacentes fabuloso. Mucha gente, es verdad, pero muy buen rollo, todos/as disfrutando del hermoso casco histórico de la Capital de Europa. Además, como os decía, tuvimos la suerte de encontrar la Grand Place durante la celebración del Festival de los tapices florales, el cual se celebra cada dos años, normalmente entre el 13 y el 15 de agosto. ¿Quién podía pedir más?

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