jueves, 26 de agosto de 2010

BÉLGICA VERANO 2010



MARTES 10 DE AGOSTO DE 2010


Las dos primeras noches de nuestras vacaciones belgas estuvimos alojados en el Hotel ETAP, de la cadena Accor hoteles (www.accorhotels.com), en la localidad fronteriza, entre Bélgica y Alemania, llamada Raeren. El hotel concretamente se llama ETAP Raeren-Aachen y se encuentra situado en el área de servicio de Lichtenbusch, en la autopista que conduce, desde Bélgica, a Alemania. Si vais por la autopista está muy bien situado, pero si os queréis mover por los numerosos lugares de interés que se encuentran muy cerca del mismo no lo tendréis nada fácil para regresar a descansar, ni tan siquiera es posible localizarlo a través del GPS.
El tiempo nos acompañó durante toda la jornada, resultando muy benigna. En Aachen (Alemania) cuando llegamos a las tres de la tarde, el termómetro del coche marcaba una temperatura de 27º, pero mayormente se estuvo moviendo entre los 23º y 25º. Al final de la tarde comenzó a llover, aunque muy sutilmente, queriéndonos acompañar en el camino de regreso al hotel.
En este día, como os comentaba más arriba, visitamos la localidad alemana de Aachen, más conocida por los libros de historia, al menos en España, como Aquisgrán, la sede del Imperio Carolingio, simbólicamente representado en la figura del Emperador Carlomagno, el cual está enterrado en su espléndida Catedral.
Si bien al principio nos quedamos un tanto decepcionados con lo que íbamos viendo, tras regresar al coche comprobamos que no estábamos tan cerca del centro histórico como nos indicaba el GPS, por lo cual actualizamos las direcciones y nos encaminamos, esta vez sí, hacia el corazón de la ciudad. Tras esto descubrimos una ciudad muy agradable para pasear por sus numerosas calles peatonales. Una ciudad colmada de bellos rincones. Coquetas y acogedoras plazas donde descansar o relajarse contemplando sus monumentos. Calles repletas de comercios muy sugerentes, aunque del tipo de “mírame y no me toques”. Los más atractivos y asequibles, a su vez, sin duda alguna, los relacionados con el dulce oficio de la repostería; pastelerías, chocolaterías y panaderías, a cual mejor.
No resulta caro aparcar en la zona azul de esta ciudad. Además tiene la ventaja, para nosotros los españoles que llevamos un ritmo bien distinto del resto de Europa, que a partir de las siete finaliza la franja horaria de pago, pero claro, por otra parte, poco después de las siete ya no te encuentras casi nada abierto. En todo caso, la ciudad y sus calles están abiertas y nadie te va a impedir que andes y te regocijes con ellas, y si estás libre de la obsesión por las compras y demás, podrás disfrutar estas ciudades y pueblos, a partir de esa hora, con una relajada tranquilidad.

La silueta de su majestuosa Catedral se observa desde casi todos los puntos de la ciudad, pero más extraordinario si cabe es su interior, donde el arte de inspiración bizantina es sublime, y te dejará boquiabierto. También son notables otros edificios y monumentos, como por ejemplo el Ayuntamiento y la plaza donde habita, así como el Stadttheater o Teatro Municipal, un interesante edificio de corte neoclásico algo más apartado del centro histórico, en concreto lo podréis encontrar en la Theatreplatz o Plaza del Teatro.
En Aachen tuvimos la oportunidad de conocer el primer supermercado, para nosotros, y de muy aceptables dimensiones, dedicado íntegramente a los productos biológicos y de lo que suele conocerse de un tiempo a esta parte como agricultura ecológica. El mismo se sitúa a pocas decenas de metros en dirección a la Plaza del Teatro, en concreto en la Franzstrabe, 2.
No quisimos abandonar Aachen sin cumplir uno de nuestros ritos cuando vamos a conocer una ciudad; su parque principal. En el caso de Aachen la visita al mismo fue toda una gozada. Como no íbamos sobrados de información sobre la ciudad, no sabría deciros si el que visitamos es el parque más notable de Aachen, pero lo que sí os puedo asegurar es que el mismo goza de una densidad de arbolado, caminos, fuentes y verdes praderas maravillosas. Poco después de acceder al mismo comenzó a caer una fina lluvia, que envolvió de más belleza y misterio el lugar.
Y de aquí de regreso al hotel, no sin antes deleitarnos por el camino con los frescos y verdes paisajes que atesora estas tierras que tantas horrendas barbaries han conocido.











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