miércoles, 25 de febrero de 2009

ROMA IN NATALE 2008


Sábado 27 de diciembre

4º día en La Roma

Nuestro cuarto día nos llevó a la Antigua Roma. A los orígenes de una de las más grandes civilizaciones de la historia; a la Roma de los Foros Imperiales.
Lo que voy a decir a continuación puede parecer frase hecha, y en verdad lo es, pero decir otra cosa sería mentir; visitar los Foros Imperiales es como hacer un viaje en el tiempo. Son tales las dimensiones que ocupa la gran zona arqueológica que por unas horas te retiras del tiempo y la ciudad actual. En todo caso, también es necesario poner un poco de nuestra parte y dejarse llevar por ese viaje en el tiempo, pero si te dejas llevar la experiencia es inolvidable. Y digo que es necesario también poner un poco de nuestra parte porque, desgraciadamente, en la gran mayoría de los casos es bien poco lo que queda de los distintos edificios que conformaban el centro neurálgico del Imperio. Edificios que debieron ser descomunales, tanto por su grandiosidad como por su hermosura; la Basílica Julia, la Casa de las Vestales, la Basílica de Majencio, el Templo del Divino Julio, Templo de los Dioscuros…, y tantas otras notables construcciones, apenas si quedan los cimientos de ellas. La mayoría sirvieron como cantera para las centenas de iglesias que colman Roma, para los más suntuosos palacios y villas, en otros casos los incendios y terremotos hicieron el resto, por ello es importante que dejemos volar la imaginación para disfrutar intensamente de la visita a los Foros. Pero, en todo caso, su visita la considero altamente recomendable.
¡Ave César, los que van a seguir el camino te saludan! Y el camino nos llevó a la gran explanada donde se encuentra el Coliseo y el Arco de Constantino. Es necesario tomar aliento para impregnarse de tanto arte en tan poco tiempo. Pero fueron tantas las horas que estuvimos viajando por los Foros, que ya nos quedamos sin tiempo para ver el Coliseo por dentro. En todo caso, según me dijo mi caro amico Iñaki, tampoco merece mucho la pena visitarlo. Es mejor quedarse con la magnífica impresión que causa desde la gran plaza.
Desde el Coliseo tomamos Via Cavour, otra animada avenida romana, para ir en busca de la Basílica de Santa María la Mayor. El barrio que se encuentra entre Via Cavour y Via Nazionale, es otro lugar lleno de encanto, con numerosas fruterías, pequeños comercios con muy diversos artículos, restaurantes, pizzerías… Pero ¡ojo! mirad antes los precios. Antes de llegar a Santa María Maggiore nos dio por entrar en una cafetería que se encuentra a dos pasos de la Piazza dell’Esquilino, enfrente de una sombrerería, no recuerdo ahora mismo su nombre, lo que sí recuerdo es que tiene diseño moderno funcional. No os aconsejo que entréis si os topáis con ella, la pastelería no merece la pena, el café que os ponen tampoco y para colmo cuando tengáis que pedir la cuenta os pegan una clavada de muy señor mío.
Por suerte la bellísima fachada barroca de Santa María Maggiore ayudó a que nos olvidáramos pronto de la clavada. La Basílica está flanqueada por dos plazas (Plaza del Esquilino y Plaza de Santa María Maggiore) en donde los papas dejaron su huella; para que hiciera juego con el obelisco que se encuentra en la Plaza del Esquilino, Pablo V hizo transportar delante de la Basílica la columna de mármol acanalado que procedía de la Basílica de Majencio. Pese a las numerosas transformaciones que ha sufrido a lo largo de su historia, el interior de la basílica es muy parecido al aspecto que hubo de tener originalmente. Cuarenta columnas jónicas, de ellas treinta y seis en mármol monolítico, la dividen en tres naves de proporciones majestuosas. No perdáis de vista los mosaicos. A lo largo de la nave central, 36 paneles de mosaicos del siglo V representan escenas del Antiguo Testamento.
El siguiente destino fue la Via Nazionale, la cual está considerada como la arteria principal de la Roma piamontesa. Paseando por ella se disfruta de muy bellos edificios; el edificio neorrenacentista de la Banca d’Italia. Justo enfrente destaca el Teatro Eliseo, construido en fundición y cemento armado. A un lado y a otro numerosos comercios, de los cuales bien pocos merecen si acaso una escueta mención, es lo mismo que te encuentras en cualquier otra ciudad. Pero entre ellos destaca, tras pasar el túnel de Umberto I, el gran Palacio de Exposiciones. En la esquina con Via Napoli se alza la iglesia norteamericana San Paolo Entro le Mura, la cual no pudimos visitar, así hasta llegar a la Piazza della Repubblica, pero eso lo dejaremos para otro día. En nuestro caso, al menos este día, el recorrido fue en sentido contrario, para encaminarnos hacia el Trastevere, no sin antes hacer parada en la Pizzería Florida, en Via Florida número 25, donde compramos pizza para llevar y degustar en “casa”. Se estaba tan a gusto en el apartamento, que por unos días fue nuestra casa. Las pizzas no estaban para tirar cohetes precisamente, pero bueno…, se dejaban comer.
La climatología este día se portó de la siguiente manera: la mattina se presentó soleada, en la sobremesa se nubló y al final de la tarde comenzó a precipitar una fina lluvia. Es increíble con la rapidez que cambia el tiempo en La Roma. En cualquier caso no nos podíamos quejar.

Ci vediamo! ¡Nos vemos! Ya sabéis donde: http://rafaelarauz.blogspot.com/

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