domingo, 19 de octubre de 2008

DE RUTA POR EL NORTE DE ITALIA


Capítulo XIV


Sábado 16 de agosto

Cremona, Pavia, Bergamo.


Dirigiéndonos por carreteras secundarias nuestra siguiente parada iba a ser Pavia. Del siguiente destino lo mejor fue el recorrido por estas bonitas carreteras secundarias. Si bien Pavia si que aparece en todas las guías de turismo de Italia, al contrario de lo que sucede con Cremona, la impresión recibida de ella fue, al menos para nosotros, muy negativa. Siento decirlo, porque teníamos buenas expectativas para la visita a questa città, pero la verdad es que nos fuimos muy desencantados. Nos pareció una ciudad sucia, destartalada, sin encanto, tal vez la única excepción, pero tampoco con un aprobado, la Università y los alrededores, las portentosas torres que la abrazan y poco más. Según entrábamos por la ciudad nos sorprendía lo feo que era todo lo que íbamos viendo, pero bueno lo dejamos pasar pensando que, como pasa en la mayoría de las ciudades, el extrarradio suele ser horroroso. Pero seguimos adentrándonos y la cosa no mejoraba, paramos donde el Tom Tom decía que estábamos a tan sólo 800 metros del centro, y vaya, vaya, aquí hicimos una breve sosta para tomar un tentempié en una plaza feísima, de jardines descuidadísimos, papeleras rotas, llena de colillas y otras diversas porquerías. Volvimos lo antes que pudimos al coche para aparcar en otros giardini que, según indicaciones del Tom Tom, se encontraba a tan sólo 300 metros del centro y ¡válgame cómo estaban una vez más los jardines!, en este caso, si cabe, aún más denunciable teniendo en cuenta su situación y que, además, contaban entre su descuidado grupo escultórico con una estatua de Garibaldi, conjunto escultórico este que podría ser bello si de vez en cuando la municipalidad se acordara de que existen.
En definitiva, que, como podéis leer, nuestra impresión de Pavia fue malísima, espero que otras personas que la visiten puedan encontrar lo que nosotros no encontramos, si es que tiene algo por mostrar digno de mencionar.
El sábado lo terminamos recorriendo, una vez más, las hermosas calles de la Città Alta bergamasca. Llegamos a Via Pignolo, aparcamos el coche, dejamos en el apartamento las vituallas y demás artículos que habíamos ido adquiriendo a lo largo del día, y nos fuimos a pasear, esta vez de noche, por la hermosa Bérgamo; gelati, pizzas, y el deleite de tener la oportunidad de gozar el ambiente que la noche del sábado inundaba la vecchia Bérgamo.

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