domingo, 19 de octubre de 2008

DE RUTA POR EL NORTE DE ITALIA


Capítulo XIII


Sábado 16 de agosto

Cremona, Pavia, Bergamo.


Nuestro primer destino para este día fue Cremona, sobre la cual habíamos estado leyendo la noche anterior algunas cosas interesantes. Cremona dista de Bérgamo unos 99 kms. La città di Cremona es otra de esas ciudades que no suelen aparecer en las guías de turismo, pero que cuando llegáis a ella, como a nosotros nos pasó, sorprende muy gratamente. Cremona es sobre todo famosa por ser cuna de la famiglia Stradivari, los artesanos del violín que durante dos generaciones fabricaron más de 2.000 violines. En torno a este instrumento y su fabricación il Comune di Cremona propone varias rutas turísticas.
En nuestro caso, nada más llegar, lo que más nos llamó la atención fueron las bicicletas, gozoso vehículo que lo encuentras por doquiera que vayas de esta apacible città, conducido por gente de muy diversas edades. El recorrido que os aconsejo es que vayáis en busca del Corso Manzoni hasta desembocar en la Via Solferino, el paseo por ambas vías es delicioso, más si cabe al ver lo relajada que la población se mueve por su ciudad, sí, porque aquí lo que vais a encontrar es población autóctona, a los turistas apenas si se les ve. De allí a un paso la Piazza del Comune y la Catedrale di Santa Maria Assunta, la cual merece una parada más larga y sosegada, tanto el interior de la misma como el exterior, y no me estoy refiriendo sólo al sacro edificio. La Catedral es otra impresionante y bella muestra del arte lombardo, sí, exactamente, me veo obligado a decir arte lombardo de forma general porque el edificio engloba tres importantes edades del arte universal; comenzó a construirse en arte románico, para seguir edificándose en gótico y terminar con el renacimiento lombardo, fachada cubierta de mármol, columnas del atrio apoyadas sobre dos leones y a su lado el campanario o Torre del Torazzo, la más grande de Italia con 112 metros de altura. El interior de la Catedrale es también una bellísima mezcla de estilos que en ningún caso desentonan.
Y en el exterior tampoco podéis dejar pasar de lado il Palazzo Munizipale, bellísimo edificio del siglo XIII reformado al estilo renacentista, el cual habitualmente suele dar cobijo a distintas muestras de arte, también merecen una detenida contemplación el resto de edificios que circundan la Piazza y, sobre todo, su mercado, los puestos de pescado frito, que nos sorprendieron muchísimo porque, como pasa con tantas otras cosas, piensas que este tipo de cosas son invención nuestra y sólo existen en nuestro lugar de residencia, pues no, y los viajes sirven también, y sobretodo, para eso, para hacerte ver que en otros muchos lugares también se encuentran cosas tan interesantes como en el lugar que vives. Contemplar y vivir este mercado es toda una delicia para los sentidos; nuestra sorpresa comenzó con los grandes puntos de venta móviles de pescado frito y pollos asados, para seguir con los puestos de venta de quesos, verduras, frutas… En uno de ellos nos surtimos de varios tipos de quesos, de los que dimos buena cuenta unas horas después. Tras el disfrute gustativo y olfativo de la Piazza del Comune tomamos por la Via Giovanni Baldesio hasta llegar a la Piazza Antonio Stradivari, otra deliciosa plaza cremonense. En la esquina de esta plaza con la Via Giuseppe Verdi entramos en una cafetería de ambiente familiar para tomarnos un café Lungo y un bichiere di latte para nuestro hijo, en la televisione la selección italiana jugando un partido, no sé con qué otra selección, en las olimpiadas de Pekín y, a nuestro alrededor, en las otras mesas y en la barra la gente charlando distendidamente y nosotros, que tampoco desentonábamos, formando parte de esa relajada situación.
En la Piazza Antonio Stradivari también se encuentra otro mercato, más valdría decir que tutta Cremona il sabato per la mattina era un delicioso mercato a lo largo de las calles del centro de la città. En concreto entre los tenderetes de esta plaza dedicada al más famoso fabricante de violines del mundo, la mia moglie se compró una bonita mochila la cual, según las indicaciones de la mercadera, tenía el color más apropiado para la estación que se acercaba, muy bien; bonita mochila, buen precio y de tono otoñal, migliore impossibile. La siguiente Piazza, pero tan vecina a la anterior que das tres pasos y ya estás, la Piazza della Pace, otra piazza otro mercato y a su lado unos bonitos jardines públicos, de los que no recuerdo su nombre, donde hicimos una parada para que nuestro hijo descansara y comiese algo, y ese algo fue el queso comprado varios metros más atrás, por cierto muy rico. Y de allí, disfrutando con las bellas y bonitas plazas que fuimos encontrando, con las casas de distintas épocas y estilos, en definitiva, gozando con esta plácida ciudad, hasta llegar a donde teníamos aparcado el coche.

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