viernes, 17 de octubre de 2008

DE RUTA POR EL NORTE DE ITALIA


Capítulo XI


Viernes 15 de agosto

Lago Maggiore e Milano.


Pues bien, llegamos a Stresa. Como os decía la meteorología esa mattina era muy favorable; buena temperatura y un hermoso cielo de intensos azules y blancos. Stresa es una bonita localidad balneario, pero se encuentra masificada de turismo. Si bien todo pintaba muy bien, poco después de llegar las cosas cambiaron bastante. El estado de ánimo de nuestro hijo fue empeorándose por momentos y tuvimos que ponernos bastante mal con él. La meteorología también fue empeorando, si bien a un ritmo algo más lento y asimilable que el malestar con nuestro hijo. Dimos un paseo por el casco viejo de la localidad, con calles llenas de encanto y gatos, sí gatos. Allí incluso hay una asociación dedicada al cuidado de estos hermosos felinos. Calles llenas de encanto, gatos y mucha humedad, el ambiente era por momentos más húmedo, y con la frondosidad de la vegetación la sensación de humedad era mayor. Stresa posee unas plazas muy bellas, con balcones, terrazas y parterres llenos de plantas y flores de variados colores. Debo mencionar aquí la Piazza Edmondo Capucci y la Piazza Luigi Cadorna, bonita plaza que sirve de balcón al lago. Tras cruzar esta bella plaza se llega a la Stazione desde donde parten los batelli para desplazarse o hacer cruceros por el lago. Aquí tomamos el barco que nos llevó a conocer Bevano, la Isola Madre y la Isola Bella. Estos barcos están muy bien acondicionados y preparados, nada que ver con el batello bus de Venezia, además los precios no son excesivamente caros, teniendo en cuenta que puedes hacer uso de ellos durante varias horas y desplazarte de una a otra isla cuantas veces quieras en ese amplio período de tiempo.
Nuestra primera parada fue la Isola Madre, sin duda la más bella de las islas Borromeo. Entre sus calles disfrutamos de un agradable paseo hasta que la meteorología nos lo permitió, ya que poco después de llegar el tiempo fue cambiando de una forma sorprendente, comenzó a soplar un fuerte y fresco viento que llenó el cielo de nubes muy grises. El espectáculo de la naturaleza muy enfadada fue inolvidable. No me será fácil olvidar la oportunidad que la madre naturaleza me brindó aquel día de ver cómo en las montañas más al norte de donde nosotros nos encontrábamos se iban formando las nubes, todo lo que estudié de pequeño en el colegio se estaba haciendo ahora realidad, estaba viendo en vivo y en directo la formación de las nubes, estaba viendo como se cargaban de agua, y como el viento las desplazaba velozmente de un lugar a otro, también hacia donde estábamos nosotros, fue absolutamente espectacular. Así es que nos fuimos hacia el embarcadero para esperar al próximo barco, que llegó unos veinte minutos después. El barco nos llevó hacia Bevano, por el camino las nubes comenzaron a precipitar su líquido elemento, si bien por el momento con discreción. Bevano es otra de las bonitas localidades con las que cuenta el Lago Maggiore. Tal vez no tan atractiva, desde el punto de vista turístico, que Stresa o las Isole Borromee, pero sin lugar a dudas mucho más relajadas en cuanto al número de turistas se refiere, además a ello se añadió la lluvia para que nuestra visita a la población fuera breve y tranquila. Tendría que destacar de nuestra visita la Chiesa Maggiore de Bevano y la plaza porticada que la rodea, viniendo a formar un único conjunto arquitectónico. Si os digo la verdad me habría gustado alargar algo más la visita a Bevano, pero la lluvia y el viento eran cada vez más intensos, así es que embarcamos en el siguiente batello, pero esta vez para dirigirnos directamente hacia Stresa. La climatología era ya demasiado adversa y nos obligaba a cambiar radicalmente de planes; contemplar la fuerza de la naturaleza a través de las ventanas del batello-bus y una vez en Stresa correr lo más posible hacia el coche. Por suerte corriendo por las calles de Stresa nos encontramos con dos paraguas, que, tal vez, otro corredor, se dejó por el camino, gracias a ellos llegamos algo menos mojados a nuestro destino y con varias lágrimas en el rostro por la risa que nos provocó la situación.

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