domingo, 5 de octubre de 2008

DE RUTA POR EL NORTE DE ITALIA


Capítulo VIII


Jueves 14 de agosto. La Città di Romeo y Giulietta.

Para quien no sepa donde se inspiró Shakespeare para escribir la archifamosa novela Romeo y Julieta les diré que vamos a comenzar a hablar de la bellísima Verona. Una más de las muchas hermosas ciudades para el inventario de este fascinante y a la vez caótico país.
Si os vais a acercar a esta ciudad en coche os recomiendo que aparquéis antes de llegar a las puertas de entrada a la ciudad vieja, la Porta Nuova, pues de lo contrario no os resultará tarea fácil ni cómoda aparcar en el mismo centro. En nuestro caso dejamos el coche en una de las calles paralelas al Corso Porta Nuova, con lo cual en pocos minutos a pie estábamos junto a la Arena, en el corazón de la ciudad vieja. Nuestra primera visita de camino al centro, una vez aparcado el coche, fue una Scuola infantile y primaria que nos llamó la atención desde fuera, la visita resultaba tentadora. Y no nos defraudó, la bienvenida nos la daban dos graciosas esculturas de niños labradas en mármol, tras ellas una puerta que daba acceso a un cuidado giardino, además nos sirvió para bromear con nuestro hijo diciéndole que para el próximo curso lo matricularíamos en esa Scuola, las cosas que dan los viajes. Y poco después, tras andar algunos metros por el Corso, la Porta Nuova, bellísima puerta de entrada a la antica città y tras ella la Arena, el monumento más visitado, después tal vez de la “casa” de Giulietta, de la ciudad de Verona.
El estado de conservación del Anfiteatro romano es magnífico, en nuestra visita al mismo pudimos ver cómo estaban en pleno ajetreo de montaje de escenario para el espectáculo que se ofrecía esa misma noche. Toca decir que asistir a un espectáculo en la Arena requiere de unos bolsillos más bien colmaditos de billetes, si bien supongo que la experiencia debe ser placentera e inolvidable, al menos ya está dicho, pues hay que decirlo todo. Nosotros nos “conformamos” ese día con disfrutar de la visita al anfiteatro, y os puedo asegurar que también es muy placentera y difícil de olvidar. Como os decía, el estado de conservación del anfiteatro veronés es alucinante, las galerías son monumentales, el graderío, los vomitorios, todo él es admirable, resulta increíble que con los medios de la época se construyeran edificios tan vigorosos e imperecederos.
Verona está repleta de bellísimas plazas. La primera, justo delante del anfiteatro, nada más cruzar la Porta Nuova, es la Piazza Bra. Tras la Arena nuestro recorrido nos llevó, tras calles animadísimas, por la Via Mazzini, hasta desembocar en la Piazza Erbe, tal vez una de las plazas más bonitas de la ciudad. El centro de la misma está ocupado por un mercado estable donde podréis comprar recuerdos a muy buenos precios. Aquí merece la pena pararse con detenimiento para contemplar los edificios que conforman esta bella piazza. Algunas de las fachadas de sus bonitas casas aún se encuentran cubiertas de frescos. Antes de llegar a ella, en la Via Pelliciai, hicimos la primera parada para reponer fuerzas, en esta calle se encuentran varios bares y fornos, algunos, por aquello del Ferragosto, estaban cerrados, pero en el que entramos nosotros, no recuerdo ahora mismo su nombre, si os puedo decir que está muy cerca de la Piazza, está bastante bien tanto en calidad como en precio.
Pues bien, tras disfrutar de la Piazza tomamos una calle pequeña, Via Costa, que nos llevó hasta otra hermosa plaza, la Piazza dei Signori. En ella se encuentra, entre otros notables edificios, la Torre dei Lamberti, la más alta de la ciudad. Al contrario de la Piazza Erbe, más popular y castiza, la Piazza dei Signori es más aristocrática. Es lógico que así sea pues en la Edad Media aquí se localizaba el centro administrativo de la ciudad. Tras ella se van sucediendo otras plazas no menos interesantes; Piazza Viviani, Piazza della Indipendenza. Pero antes de llegar a esta última, desde la Piazza Viviani nos dirigimos por la Via Nizza hacia la Via Capello, otra animada calle, llena de comercios y gente paseando de aquí para allá. Aquí se encuentra la famosísima casa de Julieta. Si bien nadie nos puede asegurar que en ella viviera realmente Julieta, la misma es centro de peregrinaje de miles de turistas, el callejón que da acceso a la casa tiene sus muros literalmente cubiertos de graffitis y papelitos pegados a la pared de mil maneras distintas y en los más diversos idiomas. La casa en sí es de bonita apariencia, una típica casa medieval con muy coquetos balcones y ventanas.
De Via Capello, volviendo por Via Nizza, llegamos hasta la Piazza della Indipendenza, si bien antes nos detuvimos para tomar un café y darle un descanso a nuestros pies. La Piazza della Indipendenza, aunque merece una visita, no os detendrá mucho tiempo, sí lo hará la Iglesia de San Anastasia, la iglesia gótica más grande y hermosa de la ciudad, adosada a ella se encuentra un hermoso conjunto monumental que bien parece la corona de una tarta de cumpleaños de un noble medieval. Andar por estas calles, hasta alcanzar la Piazza del Duomo, es un puro placer, todas ellas engalanadas de bellísimas casas y pórticos de corte medieval, construidas en su mayoría entre los siglos XIII y XIV. También por aquí se encuentran los comercios más atractivos que tuvimos ocasión de ver en Verona, como la Salumeria Albertini, en el Corso de San Anastasia.
Como el calor apretaba decidimos hacer una parada en el Duomo. Si bien no es de lo mejor que tiene Verona, arquitectónicamente hablando, dentro del mismo hacía un fresquito de lo más agradable, que fue recibido como agua de mayo. En ese preciso momento se estaba celebrando una misa, y entre el frescor del sacro recinto y la cantinela del oficiante, Morfeo vino a hacernos una breve visita, letargo que se vio interrumpido por el sonido del órgano y el cantar del oficiante. Pues nada, tocaba irse y seguir la ruta por Verona, que inmediatamente nos llevó hasta uno de los paisajes más sublimes de esta ciudad; el Ponte di Pietra. Desde aquí disfrutamos de una de las estampas más bellas de Verona, por otra parte el Ponte en sí es muy digno de ver. Verdaderamente la vista que nos brinda hace que te enamores de esta ciudad. Es la foto que podéis ver en la bienvenida al blog. Entristece pensar que durante la Segunda Guerra Mundial este puente fuera minado al producirse la derrota alemana. Por fortuna, tras la hecatombe bélica, fue reconstruido con los materiales originales. El Puente es de origen romano y desde el centro del mismo se disfruta de la fuerza que lleva el agua tras cruzar los meandros del río Adige.
Cruzamos el Ponte Pietra para llegar al Lungadige San Giorgio. Verdaderamente es muy hermoso el paseo por la ribera del Adige, por ella estuvimos paseando siguiendo el sendero que se encuentra más cerca del río, para después subir hacia el Paseo que se encuentra a medio camino entre el Ponte Pietra y el Ponte Garibaldi. Además a esa hora de la tarde la temperatura era ya muy agradable, con lo cual la passeggiata fue deliciosa. Atravesamos el Ponte Garibaldi para adentrarnos una vez más por las callejuelas del centro histórico, Via Garibaldi, Via Rosa, hasta desembocar nuevamente en la Piazza Erbe. En la fuente que corona el centro de la hermosa Piazza, llenamos nuestra botellas con la fresca agua que brota de sus surtidores, y ya descansados y refrescados nos encauzamos nuestros pasos hacia el Corso Porta Borsari para seguir disfrutando de esta hermosa ciudad. Para los amantes de las curiosidades, les diré que en una de las calles confluentes de la Via Mazzini se encuentra una bonita Gelateria cuyos dueños son argentinos. Toda la heladería viene a ser un nostálgico homenaje a su tierra patria y, cuando menos, merece una visita para ver cuántos recuerdos pueden caber en unos pocos metros cuadrados. La división entre el Corso Porta Borsari y el Corso Cavour la marca la Porta del mismo nombre, de bellísima apariencia, fue construida en el siglo I antes de nuestra era, y en tiempos de los romanos constituía la entrada principal de la ciudad. Poco antes de traspasar esta bella construcción que ha sabido resistir al paso del tiempo, nos tomamos unos ricos helados en una pequeña gelateria sita a pocos metros de la Porta. De aquí al Castelvecchio ya sólo quedaba caminar el Corso Cavour. La lluvia vino a recibirnos en el paso de peatones que conduce al Castelvecchio, pero ella no iba a imposibilitarnos visitar el último lugar de notable interés de Verona. El Castelvecchio es una imponente construcción civil de la Edad Media veronesa. Construido en ladrillo, alberga un gran patio, antiguamente utilizado como plaza de armas, y un bonito palacio señorial. Pasado el Castelvecchio, pero como si formara parte de él, se encuentra el no menos imponente y a la vez pintoresco, Ponte Scaligero. De muy similar estructura que el Castillo, cuenta con tres arcos y altas torres almenadas. Al igual que el Ponte Pietra, también fue bombardeado por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial y tras su destrucción reconstruido con los materiales originales que fueron recuperados en el río.

No hay comentarios: