
Capítulo VII. La Serenissima II parte.
Una vez dicho esto es hora ya de que me dedique al relato propiamente dicho de nuestro paseo por la mágica Venezia. A dejar aquí “impreso” esos recuerdos de nuestra estancia, para que de alguna manera queden en la “retina” de este mundo virtual llamada Internet, al menos eso espero. Tendría que empezar diciendo que nuestro paseo de un día por la Serenissima estuvo muy, pero que muy aprovechado. Puedo decir aquí, sin pecar de exagerado ni fanfarrón, que conocimos sus lugares más notables, y no caminando a ritmo japonés, nada de eso, nos parábamos para recrearnos con detenimiento y gozo en los muchísimos rincones que, cual hermosas postales, tiene questa città. No hace falta que os diga, ya lo habréis notado, que me encanta la lengua italiana. Entramos en varios comercios con artículos expuestos y a la venta que eran para caerse la babita. De algunos nos despedimos con algún que otro bonito recuerdo, para qué negarlo, de otros no tocaba más que partir con los dientes largos, lo que es la vida. Pero tanto de unos como de otros con muy buen sabor de boca, no pensamos mucho la compra del árbol genealógico, así como la máscara de carnaval, además a muy buen precio. No recuerdo ahora mismo los nombres de ambos comercios, de lo que sí estoy seguro es de que ambos se encuentran muy cerca del Ponte di Rialto, sin salirse del camino que nos van indicando la señalización de las calles. Y después de todo esto llegamos a la Piazza San Marco, cómo estar en Venezia y no llegar hasta esta archifamosa Piazza, eso sería cometer un pecado mortal. A San Marco, como al parecer le viene sucediendo desde hace tropecientos años, no le falta algún que otro edificio lleno de andamiajes, a nosotros nos tocó encontrarnos parte de uno de los palazzi que bordean la Piazza, con lo cual podíamos sentirnos afortunados. En San Marco las fotos y grabaciones de rigor y de allí a buscar la fermata del Batello Bus, para tomar rumbo hacia la zona del Ghetto. Ojo con los batello bus, y no sólo porque sean caros, no lo son tanto, sino más bien debido a que si vais en verano debéis de tener muy en cuenta que allí se pasa un calor de muerte, sofocante, del que empiezas a sudar y no paras, entre nuestros compañeros de viaje, y nosotros mismos, no había más que caras fatigosas. Ahora bien, el mismo inconveniente sirve a su vez de ventaja, porque el bochornoso y lento navegar del batello Bus te permite visionar y grabar hermosas postales de la Serenissima. En la fermata de Piazza San Marco tomamos la línea 1 de los batelli, que nos llevó desde San Marco hacia la zona de los ghettos, el nuevo y el viejo, lo que nos dio la oportunidad de recorrer la mayor parte del Canale Grande. En el recorrido hace varias paradas, con lo cual podéis visitar distintas zonas de la ciudad y después volveros a subir. Digamos que viene a ser como los buses turísticos tan de moda ahora en cualquier ciudad. Donde nos bajamos nosotros, el sector de Cannaregio, o zona de los ghettos, se encuentra mucho más tranquila de turistas, lógicamente tampoco es tan atractiva, arquitectónicamente hablando que el centro de la ciudad, pero, eso sí, está cargada de historia, historia dramática, en muchos casos, y por ello también interesante de ver y conocer con detenimiento, para no olvidar lo que sucedió en nuestra Europa no hace demasiados años y no pocas veces a lo largo de los siglos. En esta zona se pueden visitar las mejores y más antiguas sinagogas de Italia; la Scuola Spagnola, la Levantina, entre otras, si bien las dos primeras son las más notables y añejas. También se pueden encontrar por aquí varios comercios relacionados con el Mundo y la Cultura judía, repostería, carnicería…
Llama la atención en Venezia, también en esto es distinta, que aquí a las calles no se las llama Via, Viale, Vicolo, etc, como en las demás ciudades italianas que hemos tenido la fortuna de conocer. Aquí la mayoría de las calles se llaman como suena; Calle. En particular hubo una entre todas ellas que nos llamó poderosamente la atención “La Calle de la Malvasía”. También hay otras llamadas “Fondamenta”, que si no me equivoco viene a equivaler a lo que en las demás ciudades se llama Lungo o paseo junto al río. Me gustaría investigar este tema para descubrir a qué se debe y cuál es su origen. Tal vez se deba al dialecto del Veneto, será cuestión de buscarlo. Asimismo por lo general a las plazas se las llama Campo. Y ya que estamos con el Campo, despedirme de mi recorrido por Venezia como allí lo hicimos; disfrutando de nuestros últimos minutos en la Serenissima descansando y merendando en el Campo de S. Geremia, para después tomar la Calle Río Terrà de la Listra di Spagna, pues sí, todo eso, en dirección hacia la Fondamenta di Santa Lucía, donde se encuentra la hermosa Chiesa degli Scalzi y el no menos hermoso Ponte degli Scalzi, todo ello muy cercano a la Stazione Ferroviaria Santa Lucia. No queríamos marcharnos todavía, Venezia embriaga y emborrachados como estábamos por tanta belleza no quedaba más remedio que sentarse a contemplar el Gran Canal, los batelli pasar, las gaviotas volar, las góndolas y su melodioso navegar, que sólo faltaba el divino Vivaldi para que todo aquello pareciera un sueño a punto de acabar. Pero no queríamos que acabara, NO, todavía NO, POR FAVOR. Nos resistíamos, el cielo era tan hermoso, el Gran Canal reflejando las agraciadas nubes, la temperatura ideal, ¿cómo dejar ir tanta belleza? ¿Cómo no empaparse de tanta hermosura? Por ello hicimos el camino de regreso lo más largo posible; cruzamos el Ponte degli Scalzi hacia la otra Fondamenta, donde se encuentra il Campo di San Simeone Profeta, desde allí hasta Piazzale Roma quedaban muy pocos metros, pero los hicimos con la mayor mesura posible. Ciao Venezia, un beso te lanzamos al viento antes de marcharnos y otro beso te mando desde aquí bellísima y decadente Serenissima.
Llama la atención en Venezia, también en esto es distinta, que aquí a las calles no se las llama Via, Viale, Vicolo, etc, como en las demás ciudades italianas que hemos tenido la fortuna de conocer. Aquí la mayoría de las calles se llaman como suena; Calle. En particular hubo una entre todas ellas que nos llamó poderosamente la atención “La Calle de la Malvasía”. También hay otras llamadas “Fondamenta”, que si no me equivoco viene a equivaler a lo que en las demás ciudades se llama Lungo o paseo junto al río. Me gustaría investigar este tema para descubrir a qué se debe y cuál es su origen. Tal vez se deba al dialecto del Veneto, será cuestión de buscarlo. Asimismo por lo general a las plazas se las llama Campo. Y ya que estamos con el Campo, despedirme de mi recorrido por Venezia como allí lo hicimos; disfrutando de nuestros últimos minutos en la Serenissima descansando y merendando en el Campo de S. Geremia, para después tomar la Calle Río Terrà de la Listra di Spagna, pues sí, todo eso, en dirección hacia la Fondamenta di Santa Lucía, donde se encuentra la hermosa Chiesa degli Scalzi y el no menos hermoso Ponte degli Scalzi, todo ello muy cercano a la Stazione Ferroviaria Santa Lucia. No queríamos marcharnos todavía, Venezia embriaga y emborrachados como estábamos por tanta belleza no quedaba más remedio que sentarse a contemplar el Gran Canal, los batelli pasar, las gaviotas volar, las góndolas y su melodioso navegar, que sólo faltaba el divino Vivaldi para que todo aquello pareciera un sueño a punto de acabar. Pero no queríamos que acabara, NO, todavía NO, POR FAVOR. Nos resistíamos, el cielo era tan hermoso, el Gran Canal reflejando las agraciadas nubes, la temperatura ideal, ¿cómo dejar ir tanta belleza? ¿Cómo no empaparse de tanta hermosura? Por ello hicimos el camino de regreso lo más largo posible; cruzamos el Ponte degli Scalzi hacia la otra Fondamenta, donde se encuentra il Campo di San Simeone Profeta, desde allí hasta Piazzale Roma quedaban muy pocos metros, pero los hicimos con la mayor mesura posible. Ciao Venezia, un beso te lanzamos al viento antes de marcharnos y otro beso te mando desde aquí bellísima y decadente Serenissima.
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