Para oírte mejor…
Transitaba unas sendas,
de mirada florida,
cuando oí un palpitar,
un extraño rumor,
una especie de queja.
Un grito turbador,
de expresión dormida,
lo pretendía apagar,
y me acerqué algo más,
para escuchar qué decías.
Me viniste a contar,
fatigada, perdida,
de tus cuitas, tus penas,
y no supe entender
aquello que me decías.
Y fui niño otra vez
para oírte mejor,
Madre Naturaleza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario