Tardecita
de paseo
Mañanitas de
niebla, tardecitas de paseo. Ven acá niña hermosa, de mi mano te llevo. De mi
mano te llevo, niña hermosa, para dar un paseo. Para dar un paseo bajo este
hermoso cielo. Para dar un paseo, niña hermosa, y pedir un deseo.
A pedir un
deseo, niña hermosa, para ti, para mí, para el mundo entero. Para el mundo
entero mi niña, que viene y está con andar incierto. Con andar incierto por
gentes que lo dañan con dardo certero.
Con dardo
certero, mi niña, y políticas nefastas. No saben de mañanas, de nieblas, de
tardes ni paseos, sólo conocen y entienden cómo amargarnos la existencia, y por
ello, niña hermosa, ¡yo me cago en sus castas! Y perdóneme usted por palabras
tan malsonantes y peor redactadas, pero los tiempos no invitan a palabras
maquilladas.
Que retoquen y
recorten ellos sus amargas facciones, sus colmadas carteras y sus mentes ávidas
de poder y dinero, y que a gusto me quedaba yo dándoles una buena patada en las
nalgas.
En las nalgas
les daba con patadón certero, y nosotros prosigamos, niña hermosa, esta
tardecita de paseo, hablando de estas cosas y de otras más gozosas y gratas,
que la tarde es hermosa, mi niña, y me invita a pedirte un beso.
Con amor pleno y gratitud inmensa para mi
compañera y esposa, Pilar, que tanto y tanto nos gusta, juntos, dar un paseo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario