miércoles, 15 de febrero de 2012

El valor de una sonrisa

Cualquiera diría que tengo querencia de hospitales, yo, que nunca les he tenido demasiado afecto, ahora me veo acudiendo a ellos un día sí y el otro también y vendrán más. Cosas de la vida.
Mi primer encuentro con ellos fue siendo niño, cuando acudía a visitar a mi padre, pero aquel hospital era amable, casi familiar, nada que ver con estos mastodónticos edificios en los que te pierdes nada más entrar. Me recuerdo llamando a mi padre a los pies del inmenso ficus y él saliendo a saludarnos con su pijama celeste. Sus ventanas y balcones estaban abiertos y por ellos entraba a borbotones el perfume de la bajamar, inundando corredores y patios. Hospital de Mora se llamaba, y habitaba en el barrio de la Viña de Cádiz, hoy ya desaparecido.
Al menos lo desagradable de estas frecuentes visitas se ha visto mitigado por la simpatía y afecto con el que vengo siendo tratado. ¡El valor de una sonrisa! Ojalá que los malditos recortes no afecten a la sonrisa de sus habitantes, en su mayoría mujeres, pues sin ella esos lugares serían aún más insufribles. Corren malos tiempos para la sanidad pública, de la que hasta ahora habíamos presumido al compararnos con otros países. Lástima que por la incompetencia y el abuso de unos pocos nos tengamos que ver ahora en esta penosa situación. Sin querer pecar de demagogo, pienso y espeto que debiera de recortarse en otros aspectos como el gasto militar, dietas y kilometrajes de políticos y altos cargos, macro sueldos de ex presidentes y, sobre todo, en memos, sinvergüenzas y mangantes, tan abundantes en el ruedo ibérico.


2 comentarios:

Chema dijo...

Coincido al ciento por ciento sobre dónde deberían recortar los gastos. Y también sobre la cantidad de desalmados y canalla que nos roban sin piedad.

Es un placer leerte. Saludos.

Unknown dijo...

Así es amigo, te dejo las letras de este fandango compuesto por El Cabrero, cantaor flamenco muy comprometido:
EL CABRERO
‎"Yo me pregunto ¿hasta dónde
van a tirar de la cuerda?
porque esta soga se rompe
y a ver luego con qué aprietan.

Estando a medio comer
el ganado se sujeta
rumia el pienso que le den
y... ¡que amaine la tormenta!

Pero le han echao al mulo
un fardo que lo revienta
y no nació el jarriero
que le haga subir la cuesta

Porque hasta el mulo más mulo
algún día se REBELA
y manda a tomar por culo
las trabas que lo sujetan

Me dirán catastrofista,
demagogo y mal hablao
pero lo cierto es que el mulo
ya está casi reventao"