Danzan espigas
áureas seduciendo El Almendral, a salpicones flores rojas y púrpuras y un perro
que comienza a ladrar.
Se asoma la
bahía toda tras de la loma, diáfana y esplendida en la bajamar.
Una perdiz se
esconde entre las chumberas y un conejo huye despavorido hacia el lentiscal.
Corre y salta tranquilo paisano, que conmigo el peligro no te llegará.
Una manada de
yeguas, un gato asilvestrado y un puñado de garzas que de parásitos se habrán
de alimentar.
Ayer tarde por
miles los manifestantes en Cádiz capital. Hoy lo leo en la prensa. Y ellos en
sus despachos carcajean, pues los recortes continuarán. Me siento traicionado
por todos, de política no quiero ni hablar.
De orilla a
orilla mi perra, brinca, aparece y desaparece, y el girasol que ya comienza a
brotar.
Bien temprano en
Las Cañadas y el calor se comienza a notar. El humo sube, baila y matiza los azules
de un cielo que estalla. Un cortijo velado que parece una villa romana. Más
espigas y más flores y unos lienzos de acueducto ocultos entre la maleza, el
olor que me atrapa, deben de estar quemando matorral.
Danzan espigas
áureas, ya entregado El Almendral. La brisa se hará levante, con el día y su
transitar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario