miércoles, 13 de marzo de 2013

De oscuridad y luz


De oscuridad y luz

Partiré de las alquerías y puente de Besalú,
tomaré hacia la izquierda, porque es mi actitud y mi cruz,
pasearé indómito por las calles de Calatayud,
música llevo en las alforjas y mi apellido Araúz,
cuentan los legajos que en un valle de Euskadiz vio la luz,
mas desde el siglo diecinueve, las cosas de la Vida,
mi tatara.., mi abuelo, mi padre, tú, yo, soy andaluz.

Dejando atrás alquerías, por el puente de Besalú,
marchan cansinos lamentos, llevan caída la testuz,
portan cansados tormentos, dos pencos y una horrible cruz,
esos famélicos rostros, sedientos, exentos de luz,
los lapidan, los acusan de asesinar a un tal Jesús,
negra etapa de la historia la declaro como andaluz.

Dejar hemos estas tierras, nuestras, porque lo dices tú,
donde tantas estirpes, mucho antes que vos, vieron la luz.
En Córdoba, Sevilla, Albufeira, Granada, Jerez… 
en ellas plegarias, sueños, en ellas quedó el Talmud,
el Corán, el zejel, las lágrimas de los expulsados
por reyes y clérigos infames y de escasa testuz.  

Mírate al espejo, mira tus ojos, mira tu nariz,
enreda tus dedos en el oleaje de tus cabellos,
heredero sí, tal vez, de los que fueron inculpados
por cocinar, ya ves, con el fruto que dan los olivos,
ahora blasfema otra vez, y piensa que eres puro y ario,
entonces te diré, así es, que eres de corta cerviz.

Recitando va un campesino procedente de Allariz,
en su talega pan, queso, una flauta y un poema sufí,
a la paz de la sombra de un árbol, muy cerca de Madrid,
descansó, sus pasos van hacia la ciudad de Alcanatif,
allá lo espera la mar, de estas tierras habrá de partir,
llora y recita angustiado, le espera un eterno plañir,
acá quedará su heredad, de la que tiene que huir.
Ciega oscuridad de príncipes que lo quisieron así.

Aquí habitaron ellos, de aquí fueron expulsados,
otros tantos injuriados, mas otros muchos quemados,
aquí quedó su legado cuitado, recetas, poemas…
y allá interpelen para el perdón de nuestros pecados,
desde Haifa hasta El Cairo, desde Sofía, Esmirna, Belgrado,
para que a esta tierra amada, ultrajada, torne la luz,
así lo canté y sentí con ojos emocionados,
yo, humildemente, como ser humano, ateo y andaluz. 


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